En 20 años, la industria de la música chilena cambió drásticamente. En los ‘90, luego de salir de la dictadura, Chile se abrió al mundo como sede de espectáculos masivos, los grandes sellos pusieron sus ojos en nuestro país, los artistas salieron al extranjero a producir y grabar sus discos, mientras que el marketing con videoclips costosos y giras por escenarios mundiales, fueron estrategias asiduas en esos años. Luego llegó la explosión de internet cambiando nuevamente las formas de cómo crear, difundir y promocionar la música. Mientras que las bandas insignes de los ‘90 daban sus últimos estertores en los comienzos de los 2000, la irrupción de internet en los hogares, la descarga digital y comunidades como myspace dieron la bienvenida a una nueva camada de músicos comenzando a producir sus propios discos en circuitos indie. Así nace una nueva escena de sellos independientes chilenos que dan pie a los artistas que marcarán las siguientes décadas y consolidan una escena independiente sana y sólida. Es la época de Los Tres, Gondwana, Nicole, Mamma Soul, La Ley, el regreso de Mauricio Redolés, el último trabajo de Los Prisioneros, el comienzo solista de Jorge González, de la balada pop con exponentes como Myriam Hernández, Ariztía, Pablo Herrera y La Sociedad, y los fenómenos Supernova y Joe Vasconcellos, entre otros. |