POR FERNANDA SCHELL

Chile, país de música y cultura. Todas las semanas hay tocatas en diferentes sitios en Santiago y a lo largo de todo el paìs. Bares, lugares nocturnos, centros culturales, entre otros, abren sus puertas a la diversidad de exponentes musicales que buscan tener un escenario para presentarse.  Algunas agrupaciones realizan difusión de su evento vía Facebook, radios o páginas dedicadas a la escena nacional para promocionar su música o show.

Actualmente, los eventos se mueven en las redes sociales y se refleja una buena cantidad de personas asistiendo, pero llega la noche y solo se encuentran menos de la mitad. Ya no existe la modalidad de pegar afiches en las calles, todo pasó al Internet. La cantidad de venta de discos en físico ha bajado. La música está en la web. Muy pocas veces los músicos van a las radios a dejar CDS (como a la antigua).  De alguna forma se ha vuelto “difícil”, porque debajo de una piedra existen muchas agrupaciones. Ingresas a un Spotify y tienes sonidos para regodearte. Por un lado es bueno porque se está fomentando la cultura, sin embargo, no funciona al 100%, debido a que la gente no asiste a tocatas y tampoco se da el tiempo de escuchar nuevos proyectos. No culpo al público que no quiere pagar. Pero tal vez esta negativa se deba a malas experiencias vividas como por ejemplo el sonido del local, presentación descuidada, puntualidad o el mismo lugar-ambiente.

Los espacios abren puertas para las bandas, pero no siempre los tratos cumplen los estándares de calidad y necesitan desarrollarse. Según algunas historias de músicos, en los comienzos se les remuneraba con un par de cervezas o simplemente iban a probar a suerte. Ahora, la realidad ha ido cambiando, aunque cada lugar tiene sus diferentes y propias formas de tratamiento hacia las agrupaciones.

Es agradable tener un sitio para ir a ver música, pero, ¿por qué siempre debe ser en la noche? Y luego inician tarde debido al público. El chileno está acostumbrado a que las tocatas empiecen tarde, entonces llegan al lugar dos o tres horas después.  Debemos cambiar ese mal hábito. Existen algunos centros culturales tienen restricciones con horarios o simplemente comienzan a una hora moderada, así, el grueso de las personas puede asistir.

LA OPINIÓN

He leído y escuchado opiniones de asistentes que no quieren volver a ver determinadas agrupaciones por el sonido o poca preocupación al instante de tocar…

Es fundamental tener en cuenta que existe gente que paga por ir al show. La idea no es perder tiempo, al contrario, es disfrutar. Al final las personas quedan con la visión de que las bandas son no son profesionales. Pero no todos los músicos son iguales, hay varias bandas que gran parte de su vida está dedicada a la música, a ensayar, producir y experimentar para lograr su objetivo, crear arte.

En la música chilena falta apoyo. Está claro. Por ejemplo, siempre en los conciertos están presente los mismos melómanos que pagan su entrada y compran el disco de la banda. De apoco se va masificando, presentándose dos bandas por noche, creando festivales, eventos, pero aún así no se logra un buen porcentaje de asistentes. Es fácil decir “escuchemos su música vía Spotify, Youtube, Soundcloud”, aunque no es lo mismo que estar en un sitio presenciando su show y puesta en escena. Ver como una agrupación ensayó y se preparó para el gran día. Detrás de esto existe esfuerzo. Crear un evento, conseguirse un local, pagar y buscar buenos implementos para que salga bien. La música se ha convertido en una profesión apoderada de pasión. Los músicos se sacan la cresta por sus sueños, a pesar de malos tratos o dinero. Cuesta salir adelante, nadie dice que es factible.

Estamos en Chile…

Por otra parte me gustaría ver más mujeres en bares o en las bandas mismas. Han aparecido muchas chicas exponiendo potencial, ganas y alegría. El rock no es de hombre, es para ambos sexos.

La escena chilena tiene un enorme potencial, fuerza, estilo y, sobre todo, buenas melodías que entregar. Uno debe arriesgarse y ser curioso al momento de escuchar. Es bueno salir de lo común para conocer nuevos mundos musicales, pero seamos conscientes, existen casos en que la misma escena (o parte de esta) no aporta al desarrollo mismo entre el espectador, los músicos y la prensa. ¡Hay que ser realista!

Paga, apoya, escucha y opina. ¡Así cambiaremos los prejuicios!

 

 

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