CAPÍTULO 1: SUBE A NACER

Hace un poco más de 40 años, nuestro amigo peruano Daniel Camino visitó la casa en Les Glycines, París, para proponernos la idea más loca que habíamos escuchado hasta ese momento; grabar un especial audiovisual en la ciudadela inca de Machu Picchu, hecha con los versos del poema de Pablo Neruda y musicalizado por nosotros.

Felizmente, y como ha sucedido en muchas otras ocasiones, la producción musical junto a todo lo demás, fue repleta de hechos mágicos, inusitados, historias que pronto se podrán conocer.

En cualquier caso, podemos asegurar que un día de octubre de 1981, lanzábamos la primera edición del álbum “Alturas de Macchu Picchu”. Mientras que el 8 de octubre del mismo año, en Canal 13 de Chile, veía la luz el célebre especial audiovisual dirigido por Reynaldo Sepúlveda, relatado por Mario Vargas Llosa y con la animación de Javier Miranda.

Todo lo que involucró “Alturas de Macchu Picchu” en ese momento significó para “Los Jaivas” un camino con nuevas dimensiones. Sin premeditarlo, el disco se transformó en una obra icónica que unía el espíritu, alma y sonido de nuestra amada Latinoamérica.

Sabemos que mucho se ha hablado sobre este álbum y que se ha escrito tánto en los medios que podríamos estar “horas, días” leyendo nuevas historias y anécdotas que aún faltan agregarse a la que igualmente le llaman la “Obra cumbre de Los Jaivas”. 

Nosotros solo queremos estampar aquí, después de 40, años la inmensa dicha de poder saborear los frutos de la nueva cosecha. 

Al final de cuentas, y sin haber podido medir las consecuencias, en la obra se lanzaba un mensaje de unidad latinoamericana. Así, este trabajo se transformó, tanto como su poesía y su música, en corpulento llamado a la comprensión, al urgente estudio y participación actuante de los pueblos originarios en todos nuestros países.

Los alcances de esa obra, hemos tenido la suerte de verlos vivos en las nuevas generaciones que ahora observan Alturas de Machu Picchu como una revelación de la nueva conciencia americana, así como se trata de una obra poético-musical que inaugura nuevos umbrales en lo que haya sido desde 1492 en adelante, el antiguo pensamiento de Las Tierras de Colón.

A pesar de la sangrienta invasión europea, después de más de quinientos años transcurridos, ahora brota y renace la semilla que en su núcleo nos trae la esperanza de la redención y el acercamiento al virtuosismo de las civilizaciones que antes pisaron con alas este territorio, llevando en sus pechos la dignidad de una cultura sabia, natural y, por lo tanto, cósmica, sideral y ritual.

La sociedad completa en un sólo rito, universal y sagrado.

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