MISIÓN DE AMOR

Las imágenes pertenecen al Archivo Fotográfico Fundación Pablo Neruda
80 años del Winnipeg (1939-2019)
La Guerra Civil española fue un conflicto bélico, social y político que se desarrolló entre 1936 y 1939 a lo largo de España. El enfrentamiento, al finalizar, dejó millares de muertos y refugiados, quienes se encontraban viviendo hacinados en campos de concentración en Francia.
El 2 de septiembre de 1939, con la ayuda del Gobierno de Chile y del poeta Pablo Neruda, se hizo posible la llegada de más de 2.000 españoles al puerto de Valparaíso, quienes se incorporaron a Chile como ciudadanos. Todos llegaron a bordo del célebre barco “Winnipeg”. Esta travesía, es quizás una de las hazañas humanitarias más grandes de la historia de nuestra nación.
El presidente Pedro Aguirre Cerda nombra a Neruda cónsul especial para la inmigración republicana española con sede en el país galo. Neruda se aboca con decisión a cumplir esta misión. Antes de llegar a Francia, el poeta pasó por Buenos Aires, Rosario y Montevideo, ciudades en las que concitó la colaboración de los organismos solidarios argentinos y uruguayos que participaron en el financiamiento de esta empresa migratoria. Neruda ya se había desempeñado como cónsul de Chile en Barcelona y posteriormente en Madrid.

Misión de amor (Pablo Neruda)
Yo los puse en mi barco.
Era de día y Francia
su vestido de lujo
de cada día tuvo aquella vez, fue la misma claridad de vino su ropaje de diosa forestal. Mi navío esperaba
con su remoto nombre Winnipeg
pegado al malecón del jardín a las antiguas uvas acérrimas Pero mis españoles no venían de Versalles,
del baile plateado,
de las viejas alfombras de amaranto, de las copas que trinan
con el vino,
no, de allí no venían,
no, de allí no venían.
De más lejos,
de campos de prisiones,
de las arenas negras
del Sahara,
de ásperos escondrijos
donde yacieron
hambrientos y desnudos,
allí a mi barco
claro,
al navío en el mar, a la esperanza acudieron llamados uno a uno
por mí, desde sus cárceles,
desde las fortalezas
de Francia tambaleante
por mi boca llamados
acudieron,
Saavedra, dije, y vino el albañil, Zúñiga, dije, y allí estaba,
Roces, llamé, y llegó con severa sonrisa, grité, Alberti! y con manos de cuarzo acudió la poesía.
Labriegos, carpinteros,
pescadores,
torneros, maquinistas,
alfareros,
curtidores:
se iba poblando el barco
que partía a mi patria.
Yo sentía en los dedos
las semillas
de España
que rescaté yo mismo y esparcí
sobre el mar, dirigidas
a la paz
de las praderas.
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El Winnipeg, el barco elegido para esta misión, era un buque de carga pesquero, que no llevaba más de 100 pasajeros bien acomodados. Se modificó en su capacidad para albergar a más de 2.000 personas.
El Winnipeg zarpó del puerto fluvial de Pauillac, en Francia, la mañana del 4 de agosto de 1939. El viaje a Chile duró 30 días, y los últimos días de navegación los hizo cerca de la costa y a oscuras, por temor a sufrir atentados de submarinos alemanes. El día 26 de agosto de 1939, el barco atracó en Arica, en donde descendieron un grupo de pasajeros que se instalaron en dicha ciudad del norte de Chile; la tarde- noche del 2 de septiembre, el Winnipeg atracó en el puerto de Valparaíso. Al día siguiente, a las 9 de la mañana, comenzó el descenso de los pasajeros. Los refugiados recuerdan con emoción el recibimiento a su llegada a Valparaíso. Los esperaban autoridades civiles y militares, dirigentes políticos, de sindicatos, estudiantiles, y numeroso público, que entonaban canciones republicanas para recibirlos.
Los refugiados que llegaron en el Winnipeg, hicieron un considerable aporte al desarrollo nacional, especialmente en la minería, la industria, las obras civiles, la pesca, el turismo
y en la cultural y el arte. Médicos como el Dr. Antonio Rodríguez Calleja, ejercieron en poblaciones rurales aisladas. Antonio y Eduardo Carcavilla crearon una fábrica de materiales eléctricos con capacidad para competir en los mercados internacionales. Víctor Pey participó en importantes obras de ingeniería, como los trabajos de construcción del puerto de Arica. Mauricio Amster renovó el diseño tipográfico nacional. Joaquín Almendros creó la Editorial Orbe, que en su tiempo tuvo gran importancia. Leopoldo Castedo hizo un aporte sustancial a nuestra historiografía. Roser Bru y José Balmes se convirtieron en grandes figuras del arte y José Ricardo Morales, de la dramaturgia. Éstos son sólo algunos ejemplos de la contribución que entregaron los españoles al país que les abrió las puertas.
Este 2019 se conmemoran 80 años de la llegada del Winnipeg a Chile. Su importancia y trascendencia sigue creciendo con el paso del tiempo.
