GABRIEL PARRA PIZARRO, EL ÍDOLO

GABRIEL PARRA PIZARRO

PEQUEÑITO ÁLBUM FAMILIAR

Fotos, gentileza de Fernando Flores Reigadas

EL. ÍDOLO

Desde su nacimiento Gabriel fue un hipercinético.

Su cuerpo debía estar siempre en movimiento. Si estaba sentado, alguna de sus piernas repiqueteaba con el talón del pie.

Dentro de toda su imaginativa existencia, una de las graciosas historias que se dio el lujo de inventar fue la del Ídolo. Participando del humor que siempre reinó en la familia Parra, Gabriel, tratando de hacer de la fiesta un verdadero momento de expansión y entretenimiento, inventó un personaje que iba a aparecer en escena justo en el momento crucial de una de nuestras animaciones como High Bass. Este era el ídolo.

Por aquellos años los ídolos estaban a la moda: James Dean, Elvis Presley, Ella Fitzgerald, Charlie Chaplin, Louis Amstrong y tántos otros que repletaban el firmamento de las celebridades del espectáculo y el cine. Gabriel, entonces, afirmándose en aquella realidad indiscutible y preponderante, inventó a este personaje tan particular y lo vistió con una capa que había conseguido de cadete naval. Esta vestimenta sería el único atuendo que identificaría a esta invención teatral.

Llegado el momento más álgido de la fiesta, Eduardo, con voz grave y potente, anunciaba la intervención de ¡El ÍIIIdddooooloooooooooo! Comenzaban entonces los primeros sones y el ritmo frenético de un surf, ritmo muy a la moda por aquellos años. La batería la había tomado Gato y el resto continuábamos en nuestros propios instrumentos mientras que desde un costado del escenario e iluminado puntualmente por el rayo brillante de un seguidor, Gabriel irrumpía con un gran salto agitando su capa y apropiándose del micrófono que desprendía de su pedestal, comenzaba a tirarlo de una mano a la otra llevando perfectamente el ritmo de esa danza venida de los Estados Unidos. Durante algunos instantes el Ídolo se contoneaba con sinuosidad agitando espectacularmente su capa para de una vez por todas dar paso a la canción.

Guajaja surf, se llamaba el tema que interpretaba el Ídolo. Entonces Gabriel comenzaba su canción con ímpetu y  bien gritada. Abría el brazo donde no tenía el micrófono mientras que con el otro acercaba el micrófono a su boca y mirando al cielo comenzaba la canción que no diría más que ¡Guajajaaaa!

¡Guajajaaaaaa! ¡Guaaajjaajaaaaaaaaaa!  Guajaja.

Guajaja, Guajaja, Guajajjj

Cantaba Gabriel, de a momentos bajando la voz hasta el silencio mismo para seguidamente ir en crescendo hasta alcanzar el paroxismo:

¡Guajajaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

¡Guajajaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

¡Guajajaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

El Ídolo iba ocupando todo el escenario con sus movimientos ágiles y frenéticos. Movía su capa hasta el cansancio. Se arrodillaba y saltaba. Daba brincos de un lado al otro del escenario. Jugaba con el micrófono haciéndolo girar rápidamente con su cable por los aires. Se arrodillaba otra vez frente al público y pedía que lo siguieran en su canción:

¡Guajajaaaa!, cantaba Gabriel.

¡GUAJAJAAAAA!, respondía el público.

Nosotros lo seguíamos con las armonías en guitarra y piano mientras el ritmo de la batería era cada vez más acelerado y golpeado.

¡Guajajaaaaaaaaaaa! ¡Guajajaaaaaaaaa!, gritaba Gabriel cada vez más exaltado.

El público respondía saltando y gritando la misma palabra.

Se cercaba el final.

Nuestras amigas y amigos ya lo sabían. El ídolo saltaría desde el escenario al público volando en la sala. La misión de nuestros amigos era la de alcanzarlo antes de que tocara el piso. Mucho antes de eso, en alto los brazos fanáticos debían agarrar al Ídolo en el aire.

Llegaba el momento definitivo. El ídolo soltaba el micrófono y acercándose rmuy rápido al borde del escenario, se lanzaba espléndidamente en un vuelo genial que terminaría solamente en los brazos de las amistades querendonas y fanáticas quienes esperaban este momento para actuar con precisión y solvencia. Abajo, ya en medio de sus fans, el Ídolo bailaba con todos rodeado de una gritería ensordecedora y abrazos que no lo dejarían hasta que su figura desapareciera camino a los camarines. Aplausos cerrados y gritos vendrían a continuación pidiendo que el Ídolo cantara otra de sus locas invenciones.

Esta vez el Ídolo regresaba al escenario en mucha más calma y, a pedido del público que lo comprendía y conocía siguiéndolo actuación tras actuación, interpretaría Annie, una suave melodía que iba a calmar los ánimos permitiendo seguidamente a High Bass poder continuar animando la fiesta que todavía prometía durar hasta el amanecer.

Annie,

¡oh sweet Annie!,

Comenzaba Gabriel dulcemente mientras que todo el mundo repetía en medio de grandes sonrisas:

Please come back to me

The children need you, continuaba el Ídolo:

The dog is blue,

the cat is lonely

because of you…

La fiesta seguiría y así los enamorados tendrían la posibilidad de abrazarse y bailar juntos pegando sus cuerpos para celebrar al amor.

Annie

¡oh sweet Annie!

Please come back to me…

De derecha a izquierda: El Choclo, Gabriel, Quenita, Juanita, una amiga de Juanita
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