Catalina Velasco, bióloga marina

Catalina Velasco, bióloga marina: “La falta de empatía es una gran amenaza que evita que actuemos para proteger el océano”

Durante el 2021 se publicó “Vida Sumergida”, un ensayo editado por La Pollera, escrito por la experta en el tema, Catalina Velasco, quien aborda la importancia que posee el océano para la vida humana, el valor en biodiversidad, su papel clave en el combate al cambio climático y las amenazas que están presentes en el.

Velasco es bióloga marina, co-fundadora de la Fundación Mar y Ciencia. Ella ha realizado un camino en términos de investigación y divulgación científica, entró a la fotografía submarina, eso la hizo ingresar a National Geographic, además de convertirse en la primera latinoamericana en sumarse a una expedición de Pristine Seas.

Conversamos con la autora, quien explicó los detalles del libro, desde su desarrollo, investigación e importancia que se le debe otorgar al mar.

Por Fernanda Schell.

¿Cómo surge “Vida Sumergida”?

Durante mi carrera de biología marina comencé con la necesidad de acercar el océano a las personas. Siempre dije que no quería ser como esos científicos que se encierran en su laboratorio y solo publican papers, está bien, el proceso de escribir y publicar artículos científicos hace que la ciencia avance, pero no tienen una “utilidad real” para quienes no son del área científica. La comunicación entre pares debe existir, pero no podemos olvidar la divulgación, esa comunicación que se da entre el mundo no académico y el académico. Por ello, cofundé junto a mi colega biólogo marino, Felipe Pizarro, Fundación Mar y Ciencia, con la cual hemos desarrollo de las más diversas instancias de comunicación científica y educación ambiental, dentro de los que se encuentran el podcast “Como Pez en el Agua”, la redacción de artículos para el blog. Así comencé incursionando en el mundo de la escritura, también comencé a escribir guiones y al tiempo se dio la oportunidad de escribir mi primer libro de divulgación científica: Vida Sumergida.

¿Por qué seleccionaste el océano y su importancia?

Sesgo profesional principalmente. Desde que entré a la carrera pienso genuinamente que el océano es lo más importante que tenemos. De allí venimos, el océano nos mantiene vivos en el día a día, es parte de nuestra historia evolutiva y lo seguirá siendo. El océano es una verdadera arma contra la crisis climática, también sufre de sus amenazas. A pesar de todo lo que el océano hace por nosotros, sigue siendo bastante desconocido y echaba de menos un documento que resumiera por qué es tan vital para nosotros, así que acá estamos.

¿Es un desafío desarrollar este tipo de temas?

Creo que cualquier tema tiene su propio desafío, siento, por ejemplo, que escribir ficción es mucho más difícil, no me siento lo suficientemente creativa para llegar a algo así. Con la divulgación científica el principal desafío es lograr un buen equilibrio entre la información técnica y la narrativa amena, escribir de forma relajada, pero sin subestimar al lector, es un juego muy sutil que por suerte he tenido la oportunidad de ir desarrollando a través de mi trabajo con Mar y Ciencia, aunque no siento para nada que lo tenga dominado, siempre se va aprendiendo algo nuevo.

¿En qué consistitió el proceso de investigación para realizar este texto?

Comencé con principios de cultura oceánica, con documentos de la UNESCO, FAO, etc. Vi que elementos había en ellos que me hacía sentido compartir. Varias cosas ya las había investigado y leído anteriormente para crear contenido para Mar y Ciencia, durante el proceso de escritura tuve que ordenar estas ideas y plasmarlas en un relato que creo que fue coherente jaja. Además, le eché mano a mi (mala) memoria y recordé aquellas anécdotas que me contaron mis profes en la Universidad, me llamaron la atención, como el evento de los patitos de goma que cayeron de un container al medio del pacífico y meses después aparecieron por toda la costa, marcando la ruta de las corrientes marinas.

¿Por qué es importante la divulgación científica? ¿Hace falta difundir esta área en Chile?

¡Por muchas razones! Una es social: en Chile tenemos una educación de mercado en que, si no tienes dinero, no tienes educación de calidad. La divulgación científica no soluciona el problema, pero ayuda a cerrar un poquito esas brechas. Otra es económica: en Chile, solo el 0.38% del PIB es invertido en Ciencia y Tecnología, convirtiéndose en el país de la OCDE que menos recursos destina al desarrollo científico, y el panorama se vuelve aún más gris cuando nos damos cuenta de que la cifra se ha mantenido estancada por décadas, pero ¿Cómo construimos un país más comprometido con la ciencia si la ciudadanía no es consciente de la importancia de la misma? Además, a pesar de que el Artículo 27 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos señala que “toda persona tiene derecho a (…) participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten”, ni los gobiernos, ni las comunidades científicas han incorporado realmente sus esfuerzos y habilidades para poner este derecho en práctica. Entonces, la divulgación viene a responder a la necesidad de acercar la ciencia a la comunidad. Como dice Miguel Alcíbar, “el compromiso de la divulgación está en hacer circular socialmente la ciencia, estimulando con ello la curiosidad y el asombro, y fomentando la capacidad crítica y el debate sobre los asuntos controvertidos con implicaciones sociales”.

¿Cómo visualizas el tema de la protección de los ecosistemas marinos en Chile?

Chile es un ejemplo mundial de protección marina a través de la creación de Áreas Marinas Protegidas, con casi la mitad de la Zona Económica Exclusiva con alguna categoría de protección, pero aún nos falta. Por ejemplo, hacia el sur de Chile tenemos ecosistemas únicos como son las zonas de fiordos y canales, pero lamentablemente hasta en lo más recóndito de esos lugares podemos encontrar la amenaza de la industria salmonera. Actividad altamente contaminante que termina generando verdaderas zonas de sacrificio donde se encuentran. La protección debe ser efectiva, lo que es un gran desafío en un país con más de 4 mil kilómetros de costa. No basta con decretar un área protegida, hay que invertir recursos para implementarla. Además, la distribución de estas áreas protegidas es muy desigual: el 90% de la superficie marina protegida se concentra en Chile insular, mientras que el norte (Atacama) posee menos de un 3% de protección. Esperemos que el panorama cambie con la implementación de la ley del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP). Creo que necesitamos un cambio radical en cómo nos relacionamos con el océano y con la naturaleza en general.

Dentro de todo lo que ha ocurrido. ¿Cuáles son sus amenazas presentes en el mar? ¿Qué se puede hacer para contrarrestarlas?

El océano sufre diversas amenazas, dentro de las principales está la crisis climática, la sobrepesca, la pérdida de hábitat, la contaminación, la introducción de especies invasoras, en Chile la salmonicultura también es una gran amenaza. Otra es el desconocimiento y la desconexión que podamos sentir por el océano. La falta de empatía es una gran amenaza que evita que actuemos para proteger el océano. Por ende, lo primero que debemos hacer es informarnos sobre lo que ocurre en el océano y compartir esa información, volvernos agentes de cambio, activistas oceánicos, si no somos nosotros, ¿quiénes? Las acciones individuales que tomemos para cuidar el océano (describo algunas en la sgte pregunta) son muy importantes, pero ahora necesitamos también actuar en colectivo, generar campañas, presionar a las autoridades para que se tomen medidas de protección, mitigación y restauración. Todo suma.

¿Qué puede hacer un ciudadano junto a las autoridades para proteger el océano?

Algo muy sencillo con lo que partir es evitar el plástico de un solo uso, empoderarnos y ser conscientes de nuestro rol como consumidores: saber de dónde viene ese pescado que está en mi plato, conocer las vedas, las tallas mínimas, denunciar a Sernapesca cuando éstas no se cumplen (a todo esto, el número es 800 320 032). Reducir nuestra huella de carbono influye directamente en la salud del océano, recordemos que éste es una gran esponja de CO2. Creo que lo principal es darnos cuenta de nuestra relación estrecha con el océano, eso te cambia el paradigma. El océano es lo más importante que tenemos y aunque vivamos lejísimos de la playa, éste depende de nosotros y nosotros de él. Por su parte, las autoridades tienen que “ponerse las pilas” para la protección efectiva, firmar y cumplir los acuerdos internacionales (como Escazú) y fomentar la participación ciudadana.

¿Qué proyectos tienes en mente?

Lo primero que se me viene a la mente es doctorarme durante este primer semestre; Seguir con el podcast “Como pez en el agua”, nos encuentran en Google podcast y Spotify, estamos realizando la segunda temporada en este instante; Junto a Mar y Ciencia estamos creando un juego de mesa llamado “Heroínas oceánicas” que verá la luz a finales de este año, así que estén atentis; Me gustaría comenzar mi segundo libro; Estoy trabajando como investigadora en Fundación MERI, una fundación dedicada a la investigación y educación ambiental para la conservación, con ellos igual se vienen muchos proyectos para este año; finalmente, pongan especial atención a lo que ocurra en mayo e inicios de junio, porque celebraremos el día de los océanos con todo este año.

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