FOO FIGHTERS: FERVOR Y GUITARRAS PUNZANTES EN SANTIAGO


FOO FIGHTERS: FERVOR Y GUITARRAS PUNZANTES EN SANTIAGO
Por Rodrigo Cabrillana
Simplemente avasalladora. Así podríamos definir la performance de Foo Fighters el pasado viernes 18 de marzo en el inmenso espacio de Lollapalooza Chile.
Por tercera vez el conjunto se presentó en el país, después de siete años de su concierto en la pista atlética del Estadio Nacional.
Transcurridos dos años de incertidumbre marcada por la pandemia, nunca pensamos que la agrupación de Dave Grohl iba a regresar y ¡más tónica e ingeniosa!
Una ansiedad constante batía sus alas entre todos los asistentes del monumental circo musical de Perry Farrell para degustar cada una de las canciones del repertorio de la banda fundada en Seattle por el ex baterista de Nirvana y Scream. ¡Nadie iba a salir defraudado!
El show de Foo Fighters es novelesco, casi heroico. Inician con ‘Time Like These’ en una versión por poco acústica y a capella, para luego ir encendiendo el escenario hasta desatar el torbellino eléctrico que en realidad son Grohl y compañía.
Lo que siguió fue un ciclón rocanrolero que no cesó en las poco más de dos horas que duró el concierto.
‘The Pretender’, ‘Learn to Fly’ y ‘No Son of Mine’, una tras otra, fueron pasando las canciones como un cometa que atraviesa todas las constelaciones de la galaxia rockera en tan solo segundos milimétricos, para dejar una estela de euforia entre todos los seguidores del conjunto.
‘The Sky is a Neighborhood’ y ‘Shame Shame’ continuaron amenizando esta primera parte de la presentación, hasta que la ola de hits que se avecinan termina por derretir los altoparlantes del gigantesco escenario VTR. ‘Breakout’, ‘My Hero’, ‘These Days’ y ‘Walk’ son un remate de composiciones que deja exhausto y fervoroso a cualquier fan de los que están presente en esta tibia noche de guitarras bien rockeadas de la periferia santiaguina.
Aún quedaba mucho del setlist configurado para la ocasión.
Dave Grohl tiene la habilidad de desenvolverse con éxito en cualquier circunstancia. De las cenizas de Nirvana se rearmó musicalmente y grabó casi en solitario lo que sería el disco debut homónimo de Foo Fighters, el nombre escogido particularmente por el compositor y guitarrista estadounidense para denominar a su proyecto, con motivo de que a corto plazo se quedara fácilmente en la memoria de sus seguidores.
Por lo mismo, el éxito de Foo Fighters en tierras chilenas y en cualquier parte del mundo no es una invención. De hecho, escuchamos decir a uno de los tantos asistentes en la mitad del concierto, – “Grohl es una máquina”-. Y en la práctica, lo es, todo el tiempo.
“No son muchos los músicos que logran hacer exitosamente el tránsito desde ser un ‘ex’ de otra banda hacia el liderazgo de un nuevo grupo. Esta inusual evolución podría definir a Grohl junto a Foo Fighters. Podría, pero no, porque la banda es mucho más que el capricho de una celebridad huérfana de grupo”, expone Pablo Padilla en “El Libro Blanco del Rock” cuando escribe sobre el ya afamado conjunto del multiinstrumentista.
Grohl, “(…) tenía efectivamente mucho más que un plan B” tras el suicidio de Cobain, cuando echó a correr la suerte de este nuevo proyecto musical que hoy en día, tras más de 25 años de carrera goza de mucha popularidad en la industria discográfica mundial.
Porque Foo Fighters tenía su propio lugar en el mundo del rock y la escena de la música popular, puesto que, evidentemente, Dave no había logrado encontrar un espacio propio entre las ya aclamadas canciones de Kurt. Hasta lo asustaban, ha dicho en reiteradas ocasiones. Sin embargo, logró imponer su propio talento y perseverancia a la tragedia de lo que fue el fin de Nirvana.
Por lo mismo, y regresando al evento que llama a esta columna, Foo Fighters terminó de cerrar una noche redonda interpretando extractos de varios covers (alternando con el mismo Dave Grohl en la batería y Taylor Hawkins en voz con un clásico de Queen, Somebody to Love) y la última parte de sus temas más emblemáticos, con un Pat Smear cada vez que lo mostraban las pantallas gigantes.
Entonces Wheels’ baja deliciosamente un poco el ritmo del concierto, para despegar nuevamente con ‘This is a Call’ y ‘Best of You’, liquidando con una cálida versión de ‘Been Caught Stealing’ de Jane’s Addiction con el mismísimo gran jefe, Perry, en la voz principal, concluyendo luego energéticamente con ‘Monkey Wrench’ y ‘Everlong’. Foo Fighters se despidió nuevamente de Chile.
¡Pero la satisfacción y la devoción de los forofos de Dave y compañía, están aún en llamas!
La vuelta a la vida de espectáculos como el de Lollapalooza en Santiago ha sido un total acierto. Y con ello, las ganas de volver a sentir y vivir la música en esta “nueva normalidad” con medidas exigentes pero efectivas.
Porque “son tiempos como estos cuando se aprende a vivir otra vez”. Y, donde revalida Pablo Padilla en su Libro Blanco del Rock,
“(…) enfundado en el respeto ganado como estandarte del grunge, Grohl sacó a relucir su recia estirpe rockera”.
Foo Fighters y la base de guitarras punzantes, la hizo otra vez…
