ADIÓS, JUAN IGNACIO


Amigo. Nos fuimos de gira y dejamos a nuestra querida familia…
¡Regresaron Los Jaivas! ¡Llegaron de vuelta a casa!
Y los niños gritaban: ¡Ahí viene Nanacho!
Nuestro gran compañero. ¡Siempre listo!
Todos los instrumentos impecablemente ordenados en un escenario limpio, pulcro y con la claridad y transparencia de un ángel.
Ahora, de nuevo en la ruta con su gran amigo Gabriel: Piloto Celestial y Copiloto del alma.
Abrazando los caminos de la historia, contándose las distantes aventuras, solo por darle vivacidad al viaje.
Nanacho, estampas en nuestra memoria el cálido rumor de tu sonrisa para que así, en dulce compañía, llegue el descanso de una tarde de gloria.
Nanacho el temerario y nuestro fiel resguardo. El amigo verdadero e íntimo.
Juan Ignacio, hoy, los instrumentos vibran por ti, sobreponiendo sus notas y acordes al vaivén del poderoso pentagrama de la eternidad.
Juan Ignacio Valdivieso Labbé, partió en otra gira, y nos deja la sabia memoria de la felicidad, el goce y la batalla, el esplendor de la existencia y el deslumbrante fulgor de la vida.
Abrazamos a toda tu familia y amistades que seguro lamentan tu partida tanto como nosotros.