ADIÓS, ENRIQUE MORO


Siempre es y será doloroso despedir a un amigo querido.
Hoy, Enrique Moro, tomó rumbo hacia lo desconocido y misterioso.
Quien abre esas puertas y se interna, para mí es un héroe, aunque se sepa que todos vamos a tener que cruzar ese mismo portal, umbral que al final de nuestras vidas, inexorablemente nos iguala.
En la existencia nos cuesta ser fraternales y muchas veces nuestra soberbia ordena hechos irremediables. Con Enrique nos unió la celebración a la vida, el discurso sobre los hechos inverosímiles y, sobre todo, la amistad.
¡Adiós, Enrique, vuelas con tu Valparaíso adorado en el corazón!
Mi sentido pésame a su familia.
Eduardo Parra